revista RAMBLA
Wolinski: un
iconoclasta libertario
Por: Javier Coria
miércoles,
14 de enero de 2015
Georges Wolinski, de 80 años de edad,
era el genial humorista gráfico que fue asesinado con sus compañeros de la revista que él ayudó a refundar, Charlie Hebdo. Se autodefinía como un “izquierdista libertario”, y sus colegas lo definían como un mujeriego simpático y gamberro para el que nada era tan sagrado que no pudiera desdramatizarse con
el humor y la provocación satírica, y claro, con la más pura libertad de creación que siempre practicaron él y sus compañeros.
Georges Wolinski nació en Túnez en 1934. Su madre era franco-italiana y su padre un judío polaco. Su carrera como humorista gráfico la comenzó en la revista Acción (aunque en 1958 ya vendía dibujos para la revista Rustica), y fue durante el
Mayo del 68, en que sus dibujos y viñetas alcanzaron gran éxito. Con el caricaturista Siné (Maurice Sinet) fundó la revista L’Enragé, que aunque desapareció pronto, tuvo muy buena acogida en el París de las revueltas estudiantiles.
Luego vendrían sus trabajos en las revistas como L’Humanité, Le Nouvel Observateur, París-Match y claro, las revistas satíricas Hara-kiri, Hara Kiri Hebdo. Charlie Hebdo, del que fue su director entre 1970 a 1981, sacó su primer número en diciembre de 1970 con una portada con
el título:
"Franco asesino". Después de unos problemas económicos
Desapareció la revista.
En 1992, Wolinski y sus colegas Gébe, Cabu, Renaud y
Philippe Val refundaron la revista con el nombre deCharlie Hebdo. Fue allí donde las balas asesinas del
yihadismo terminaron con la vida de Georges Wolinski, el 7 de enero de 2015. Junto a él murieron otros cuatro dibujantes: Charb, de 47 años, Cabu,
de 76, Tignous, de
57, Philippe Honoré,
de 73. Además de
de otros colaboradores de la revista y los policías. Entre los fallecidos estaba el economista Barnard Maris, de 68 años, editor y accionista de la revista, donde tenía una columna que firmaba como: “Tío Bernard”. Bernard Maris era militante de los Verdes y ex miembro del Consejo de ATTAC, y era hijo de republicanos españoles que se refugiaron en Francia huyendo de
la represión franquista tras la Guerra Civil.
Georges Wolinski era el mejor representante de ese humor vitriólico y descarnadamente provocativo, y descaradamente
libre, del Charlie Hebdo. Lejos de la ironía biempensante de otras revistas satíricas francesas como, por ejemplo, Le
Canard Enchaîné, las portadas de Charlie Hebdo eran como un
puñetazo en el estómago que te hacían pensar. Hasta las personas más serias y favorables a la imparcialidad más estricta (si es que existe),
no dudaban en echar una mirada al semanario para escandalizarse, sonreír o lanzar una carcajada ante
las burradas de los chicos del “Charlie”.
El humorista gráfico español José Antonio Fernández Fernández
(que trabajó en El Papus, otra revista satírica que sufrió un atentado fascista con bomba en 1977), conocido profesionalmente como Fer, nos recordaba en estos días desde las páginas de El Periódico de Catalunya cuando Wolinski vino a la población catalana de Llançà (Costa Brava, Girona), para recibir el premio que el propio Fer había creado en
1996, el Premi Gat Perich, en referencia al “gato” que siempre dibujaba otro gran historietista, Jaume Perich (El Perich), fallecido un año antes.
Fue en 1998 cuando Georges Wolinski paseó su divertida locura por la villa ampurdanesa. Fer recuerda como el francés, y hablando del atentado de El Papus,
le dijo que: “La extrema derecha es antihumor, pero no tenemos que bajar la
guardia y seguir adelante. No hay que ceder, y el lápiz es nuestra arma”. Quién lo iba a decir que, a los 17 años de aquellas palabras, precisamente los lápices serían
el emblema contra la intolerancia y la sinrazón del asesinato de sus compañeros y
de él mismo.
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