"Anarquista es aquél que no quiere estar oprimido y no quiere ser opresor, aquél que quiere el máximo bienestar para todos los seres humanos" (E.Malatesta)

jueves, 9 de junio de 2016

KATSICAS. EL DRAMA DE LAS PERSONAS REFUGIADAS

Nuestro compañero Gabi regresa de Grecia y ofrece su testimonio sobre el drama de las personas refugiadas.

Katsikas es un campo de refugiados en Grecia, al NO, cerca de la ciudad de Ioánnina. Es uno más de los cientos existentes, que suman más de 50.000 personas, fugitivas de la guerra de Siria, atrapadas entre el cierre de fronteras y el acuerdo de la UE con Turquía. Gente que ha perdido el pasado, que no ve por ninguna parte su futuro y que está viviendo un presente sin esperanza ni noticias. 

En Katsikas conviven 900 refugiados con 60 voluntarios. Muchos niños, diferentes orígenes étnicos (Siria, Palestina, Irak, Kurdistán y Afganistán), unas tiendas de campaña precarias, desperdigadas en un aeródromo abandonado, un hangar que el esfuerzo conjunto ha transformado en almacén, cocina y oficina de reparto. 

Poco a poco se han ido poniendo en marcha servicios de diferente tipo; sanitario, educativo, de atención a madres y niños, de reparto de bienes básicos, de suministros esenciales (agua, luz, basuras, ....). Todo ello en un trabajo colaborativo entre voluntarios y refugiados no exento de dificultades debidas a la diferencia linguística y cultural. Con una colaboración impresionante de dinero y mercancías llegando desde diferentes lugares de España. 

Varias ONG pequeñas como las españolas Olvidados y AIRE, la sueca Lighthouse Relief y otras, gestionan el campo con el apoyo puntual de otras grandes como OXFAM o Médicos sin Fronteras.

La sociedad griega está dividida ante este problema, una parte en contra y otra a favor. Un país al que Europa parece estar castigando por haberse puesto bravo frente a las políticas de austeridad. 

He estado tres semanas de voluntario en el campo. Ha sido la experiencia más impactante de mi vida. La dignidad de los refugiados y el compromiso social de los voluntarios. Por eso Katsikas se ha quedado grabado a fuego en mi corazón.

Gabriel López Navarro


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